Carrito
0
También te puede interesar
En mi taller, la palabra "desperdicio" es un concepto que simplemente no encaja. Te doy la bienvenida al inspirador universo del movimiento cero desperdicio, conocido en todo el mundo como el movimiento zero waste.
Trabajar con materiales como la escayola y la resina acrílica ecológica es un auténtico deleite por múltiples razones. La primera, realizar las mezclas es un regreso a mis días de infancia, cuando modelaba figuritas en la tierra húmeda de la calle o creaba figuritas de escayola en el rincón soleado de mi hogar.
Ahora bien, seamos honestos. En ocasiones, recurrir a la espátula facilita las mezclas, aunque las manos están ahí, listas para jugar su papel.
El segundo motivo, y no menos crucial, es que si tras realizar una mezcla de escayola o de resina acrílica ecológica queda un excedente considerable, ¿qué ocurre? ¿se desperdicia? ¡Ni hablar! En nuestro taller, nada se arroja al olvido. Los sobrantes de estas mezclas, ya sean del color del mineral o una fascinante amalgama de tonalidades, son reutilizados para dar vida a lo que conocemos como "chips". Estas pequeñas joyas, los "chips", son fragmentos diminutos (tal como puedes observar en la imagen) que encontrarán su propósito en la creación de otras piezas adornadas con el encanto del terrazo.
¿No te parece una idea magnífica? Como ya había mencionado, en este lugar, ningún recurso es descartado, todo puede ser reutilizado. Porque la filosofía que encarna Candela Rosa es la sostenibilidad en su máxima expresión. Con este proyecto, mi objetivo es causar el menor impacto posible en nuestro amado entorno.
Además tengo que decirte que en el proceso de realización de velas de cera de soja ocurre algo similar. En el caso de que una vela se rompa durante el proceso de creación tampoco se desperdicia porque esa misma vela la volvemos a fundir para tener la cera y crear otra vela. ¿No os parece maravilloso?
Trabajar con materiales como la escayola y la resina acrílica ecológica es un auténtico deleite por múltiples razones. La primera, realizar las mezclas es un regreso a mis días de infancia, cuando modelaba figuritas en la tierra húmeda de la calle o creaba figuritas de escayola en el rincón soleado de mi hogar.
Ahora bien, seamos honestos. En ocasiones, recurrir a la espátula facilita las mezclas, aunque las manos están ahí, listas para jugar su papel.
El segundo motivo, y no menos crucial, es que si tras realizar una mezcla de escayola o de resina acrílica ecológica queda un excedente considerable, ¿qué ocurre? ¿se desperdicia? ¡Ni hablar! En nuestro taller, nada se arroja al olvido. Los sobrantes de estas mezclas, ya sean del color del mineral o una fascinante amalgama de tonalidades, son reutilizados para dar vida a lo que conocemos como "chips". Estas pequeñas joyas, los "chips", son fragmentos diminutos (tal como puedes observar en la imagen) que encontrarán su propósito en la creación de otras piezas adornadas con el encanto del terrazo.
¿No te parece una idea magnífica? Como ya había mencionado, en este lugar, ningún recurso es descartado, todo puede ser reutilizado. Porque la filosofía que encarna Candela Rosa es la sostenibilidad en su máxima expresión. Con este proyecto, mi objetivo es causar el menor impacto posible en nuestro amado entorno.
Además tengo que decirte que en el proceso de realización de velas de cera de soja ocurre algo similar. En el caso de que una vela se rompa durante el proceso de creación tampoco se desperdicia porque esa misma vela la volvemos a fundir para tener la cera y crear otra vela. ¿No os parece maravilloso?
